A este punto, se ha contestado a las preguntas ¿por qué son tan importantes las convicciones?, ¿qué ocurre cuando una persona no tiene claras sus convicciones? y ¿por qué algunas personas que fueron llevadas de niños a la iglesias se alejan cuando crecen? además, se expuso la parábola del sembrador citada en Mateo 13:1-23 y su aplicación al tema de las convicciones, por último, la segunda parte de esta serie se concluyó con la pregunta ¿cómo puedo afirmar mis convicciones? A la cual le daré respuesta a continuación.
La base de las convicciones
Las convicciones de una persona descansan en la fe porque se asegura que lo se cree es la verdad. La definición de fe citada en Hebreos 11:1 clarifica lo anterior: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (énfasis del autor). En pocas palabras, el escritor de Hebreos utiliza la palabra fe como un sinónimo de convicción, esto quiere decir que fe = convicción y convicción = fe.
Como cristianos estamos seguros que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, quien murió y resucitó. Afirmar esto requiere de convicción y para estar convencido de eso se requiere fe, puesto que no conocimos a Jesús, ni fuimos testigos oculares de los eventos descritos, sin embargo, lo creemos como una verdad absoluta. Ante esto, automáticamente salta la respuesta a la pregunta planteada más arriba: ¿Cómo puedo afirmar mis convicciones? es fácil, con fe, sabiendo que:
En conclusión, la respuesta a la pregunta ¿cómo puedo afirmar mis convicciones? es poniendo nuestra mirada en Jesús, quién nos proveyó la fe para creer en Él y la medida de fe para mantenernos en Él. Esto quiere decir que pongamos nuestros ojos en la Biblia, que es la Palabra, porque la fe viene a través de esta y esa misma fe nos mantiene cimentados en Cristo, quien nutre nuestras convicciones.
Las convicciones determinan nuestra conducta y cuando esas convicciones proceden de la fe provista por la Palabra de Dios, reflejan el carácter de Cristo, quiere decir que están siendo regidas por un parámetro, el Evangelio.
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