La vida es una lucha

Eran cerca de las 11 de la mañana en la zona 8 guatemalteca, en una estrecha y solitaria calle, en medio de talleres y deshuesaderos de autos, y atrás de una humilde cevichería, hay un ring. Ese sería el sitio de encuentro en donde conocería a tres referentes de la lucha libre chapina: Cirujano Jr, Holocausto y Dangerus Jr.

La lucha libre en México es un deporte emblemático. Sin embargo, en guatemala solo algunos saben que en se practica esta disciplina. Y esto debido a la poca difusión y mínimo apoyo por parte de federaciones y medios de comunicación.

Cinco quetzales, unos $0.65 les cobran por el uso de las instalaciones para entrenar. Llegan dos veces por semana; martes y jueves. Ninguno de ellos se dedica totalmente a la lucha libre, uno de ellos es cocinero en un restaurante.

Sus máscaras y trajes son confeccionados en la ciudad de México, el costo ronda entre 4 y 5 mil quetzales, más el envío al país. Todo financiado por ellos mismos.

¡Qué complicado resulta ser un atleta en nuestra región! Porque no todos los deportes reciben apoyo, contados son los  que gozan de ese privilegio.