En la primera parte de esta serie traté la diferencia entre la trayectoria y la reputación, y cómo se complementan. Ambas logran elevar la notoriedad y mejorar así el posicionamiento de una marca. En esta ocasión compartiré algunas ideas para trabajar con marcas nuevas o como también se les conoce, “marcas jóvenes”.
¿Cómo se puede posicionar una marca joven?
Para que se logren los objetivos de la empresa es importante que tanto la trayectoria como la reputación de una marca estén alineadas, pero se dan casos en que la marca es nueva, por lo tanto aún no tiene una gran trayectoria como otras que llevan años de estar presentes en el mercado.
Cuando una marca nueva incursiona al mercado su mejor alternativa es apelar a generar buena reputación. La buena reputación se obtiene cuando el producto y servicio cumple con la promesa de valor, cuando con el transcurrir del tiempo la calidad aumenta en lugar de disminuir, cuando el precio es justo y acorde a la capacidad de pago de los clientes o consumidores.
Una marca logra buena reputación cuando se prioriza en la atención al cliente, cuando se atiende a las dudas y preguntas, y se resuelve de forma precisa a las quejas o reclamos, manteniendo una línea de comunicación clara y coherente. Cuando las campañas de publicidad van enfocadas a informar a los clientes y no a ganar un premio en un festival, utilizando canales efectivos para hacer llegar su mensaje.
Los ejecutivos de una empresa deben estar conscientes que al descuidar la reputación de una marca, tenga o no una amplia trayectoria, puede llegar a ser perjudicial para la misma. Si la reputación pasa a un segundo plano corre el riesgo de llevar a las personas a dejar de comprar, terminar con un contrato o hablar mal de esta en internet.
Lee también: La trayectoria y la reputación van de la mano, Parte 1.