Un líder es quien guía a un grupo de personas a realizar una labor determinada, con el fin de alcanzar las metas y objetivos trazados. Los líderes tienen la capacidad de influir en las acciones y decisiones de otra persona, ya sea de manera positiva o negativa. Existen muchas características que pueden definir a un buen líder, pero en esta ocasión quisiera compartir cinco virtudes que he notado que sobresalen en líderes que admiro.
Son proactivos.
Es crucial tener en cuenta que ser proactivo no es actuar de prisa y de forma impulsiva, por el contrario, a las personas que actúan de esta manera se les conoce como reactivas. Las personas proactivas están preparadas para enfrentar cualquier desafío o imprevisto que pueda ocurrir.
El líder proactivo es quien toma la iniciativa en el equipo de trabajo y guía a los integrantes del mismo a anticiparse a cualquier situación con el fin de mejorar los resultados y que la efectividad del trabajo no se vea afectada en caso de alguna circunstancia inesperada. En pocas palabras, dile adiós al concepto de apagafuegos.
Fomentan la confianza.
Confianza trae confianza. Los buenos líderes generan confianza a partir de confiar en otros. Si bien cumplen su labor de supervisar la operación, confían en que su equipo está trabajando y avanzando con las metas. Además, delegan tareas según las aptitudes de cada miembro, no dando lugar a dudas como ¿será que lo hará bien? y ¿qué pasa si se equivoca? Recuerda que un buen líder es previsor, por lo que las respuestas a estas preguntas están contempladas antes de delegar la tarea.
Hábiles para la comunicación.
Por mucho tiempo pensé que ser un buen comunicador consistía en hacer llegar un mensaje de manera asertiva a una persona, equipo o público. Si bien, es cierto, la comunicación no se trata sólo de lo que tengo que decir, sino también en cómo los demás entienden un mensaje y sobretodo, en lo que los demás tienen que decir.
Saber escuchar es una virtud. Cuando te enfocas en escuchar tus habilidades de comunicación se potencian por lo que la tarea de liderar se torna más fácil pues conoces las inquietudes de tu equipo, permitiéndote ser claro y objetivo para transmitir tus ideas y librándote de ser presa de la tentación de imponer tu opinión.
Dispuestos a aprender algo bueno.
No solamente dentro de un salón de clases o en una conferencia puedes aprender, a través de las experiencias del día a día se pueden adquirir conocimientos aplicables a la organización donde participas. Los buenos líderes se capacitan constantemente y buscan la manera de innovar la forma de realizar su trabajo con base a sus experiencias, de esta manera pueden compartir sus conocimientos con el resto del equipo.
Todos los días se puede aprender algo nuevo, pero este nuevo conocimiento no necesariamente puede ser bueno, por lo que no basta aprender algo nuevo, se trata de que sea nuevo y bueno para tu vida. Sé selectivo con lo que permites que entre a tu mente y el contenido al cual te expones.
Buscan el bien común.
Los buenos líderes se preocupan por el estado de cada uno de los integrantes de su equipo de trabajo. Quien ocupa un puesto de liderazgo en una organización buscará el crecimiento no solo personal, sino también el de las personas que lidera, entendiendo a que el objetivo del liderazgo es la transformación a partir del ser.