¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir que no tiene tiempo? En realidad para ninguna persona es válido querer justificarse diciendo que no tienen el tiempo suficiente para desempeñar todos sus quehaceres, ya sea laborales, académicos o personales, esto porque el día consta de veinticuatro horas sin excepción y si por ejemplo una jornada laboral dura ocho horas, todos los colaboradores tienen la misma cantidad de tiempo para realizar su trabajo, entonces ¿por qué algunas personas se atrasan y otras no?
La cuestión no radica en el tiempo, sino en la forma en que cada persona lo administra, esto según su personalidad. A continuación te explicaré sobre cuatro tipo de personas según cómo administran su tiempo así como sus puntos positivos y aspectos a mejorar.
El ultra perfeccionista.
Se caracteriza por ser una persona de alto enfoque, esto quiere decir que al momento de hacer su trabajo se fija siempre hasta en los detalles más pequeños que probablemente otros pasarían por alto. La principal cualidad de este tipo de personas es que no solo buscan hacer las cosas, sino que buscan hacerlas bien desde el inicio, entregando los mejores resultados dentro del margen de tiempo estipulado. Por otra parte, a la persona ultra perfeccionista se le puede dificultar iniciar o terminar determinada tarea debido a que siente la necesidad de hacerlo exactamente de la forma en que lo desea, además puede ocupar tiempo extra en múltiples revisiones.
El alérgico a los detalles.
Contrario al anterior, estas personas suelen ser poco pacientes a la hora de darle seguimiento a un proyecto o de hacer reportes. Una ventaja que poseen este tipo de personas es la facilidad de desarrollar una visión global de determinado proyecto o situación, esto quiere decir que puede ver y analizar un escenario en su amplitud sin enfocarse en los pequeños detalles. Esta vista panorámica resulta útil en la toma de decisiones.
El saltón
Tal como su nombre lo indica, este personaje salta de manera recurrente de una tarea a otra. Se caracterizan por ser impacientes, necesitan sentirse ocupados, tienden a distraerse con facilidad y por eso requieren cambiar de actividad cada poco. Una de las ventajas de los saltones es esa misma facilidad de pasar de una tarea a otra, por ejemplo, si están haciendo determinada actividad y surge un imprevisto en otra área, pueden fácilmente resolver el imprevisto y volver luego a su primer tarea sin sentirse incómodos o tener que retomar su ritmo.
El analítico.
Este tipo de persona, al igual que el ultra perfeccionista tiene la capacidad de fijarse en los detalles que muchos otros pasarían por alto, es excelente para hacer reportería, asimismo para el análisis de datos y metadatos. También tiene dificultad para tomar decisiones, pues desea tener todo medido antes de hacerlo. Acá aplica el famoso refrán: “mucho análisis puede provocar parálisis”.
El desidioso.
Es quien es quien espera hasta el último momento para ponerse a trabajar. Estas personas pueden afirmar que “solo cuando sube la adrenalina se inspiran”, pero al hacer esto no solo ponen en riesgo la calidad de su trabajo, también arriesgan la calidad del trabajo del resto del equipo. Aunque tienen la cualidad de conocer bien su trabajo y obtener buenos resultados en poco tiempo, esto muchas veces es lo que los lleva a confiarse y procrastinar, sin embargo, este estilo personal es muy productivo frente a los imprevistos.
Una vez que tengas un concepto cada uno de estos estilos personales y te hayas identificado con alguno, puedes realizar un ejercicio de autoconocimiento para determinar con cuáles estilos te identificas y administrar tu tiempo con base a esto.