Un error habitual es considerar a cualquier persona un cliente. Esto debido a que hay un pensamiento dominante que un cliente es simplemente alguien que compra o adquiere los productos/servicios que una empresa ofrece cuando realmente el concepto es más amplio. A continuación te brindaré algunas características con las que puedes determinar quién es tu cliente y quién no.
¿Cliente o cliente en potencia?
Este es el primer elemento que debes tener claro. No todos pueden ser tus clientes, como dice un viejo dicho, el que mucho abarca poco aprieta. Un cliente potencial es alguien que en determinado tiempo podría comprar o adquirir tus servicios, sin embargo no debes adelantarte asumiendo que cualquier persona que pregunte por tus servicios o te solicite una cotización se convertirá inmediatamente en un cliente. Si bien es importante ganar nuevos clientes, no debes desatender en ningún momento a quienes ya lo son.
El cliente confía en la marca.
Un cliente es quien está en proceso de fidelización con la marca pues conoce, se identifica con ella y practica la recompra en el caso de productos. En el ámbito de servicios se refleja con la recontratación y recomendaciones. Para lograr la fidelización lo primero que debes conseguir es que la confianza brindada a un principio se mantenga y crezca.
¿Cómo amplificar dicha confianza? Puedes obtenerla a través de encuestas de satisfacción, referencias de otros clientes en el caso de un servicio, a través de la mejora continua de la calidad de los productos/servicios y de la atención, de tal manera que sepa que la marca se preocupa por él y que más allá de continuar un vínculo transaccional, se desea construir una relación de beneficios. Ten presente que al cliente fidelizado siempre tendrás que darle seguimiento, para ello es necesario disponer de buena comunicación, que en seguida ampliaremos.
Existe buena comunicación.
Una manera de demostrar el interés hacia los clientes es a través de la comunicación, además de ser una forma de generar confianza. La comunicación efectiva se da cuando escuchas y te escuchan.
Los clientes están dispuestos a escuchar nuevas propuestas, acción consecuente de la confianza, da lugar a que la marca les asesore y asimismo también proponen, a fin que ambas partes salgan beneficiadas. No olvides que tu cliente es quien, sin darle muchas vueltas al asunto, te indicará cuando algo necesite ser mejorado y sabrá escuchar las propuestas que le hagas.
Calidad antes que precio.
No es lo mismo que soliciten tus servicios porque confían en tu profesionalismo a que te busquen únicamente porque eres la opción más económica. El problema de tener “clientes” enganchados por el precio es que no dudarán en irse en cuanto aparezca una nueva opción que cobre menos por lo mismo que tú ofreces.
Cualquier empresa o profesional debe saber que habrán personas que requerirán sus servicios en una ocasión específica y para una labor específica y otros lo harán de forma constante. En ambos casos puedes tener un cliente mientras exista confianza, comunicación y la relación esté orientada a la calidad antes que al precio.