La crítica existe y la línea entre lo que puede interpretarse como destructivo o constructivo es delgada, casi imperceptible.
Una frase que un anciano pastor me dijo en una ocasión se ha quedado conmigo por años: es mejor ser criticado por hacer algo, que ser ignorado por no hacer nada. Sus palabras aún resuenan en mi cabeza al ser consciente de cuánta sabiduría hay en dicha oración. Y es que algo es seguro, la crítica es inevitable cuando se decide dar el paso para realizar algo.
Algunos autores han especificado que existen dos tipos de crítica, la destructiva y la constructiva, la primera que enfrasca un ataque y busca arruinar la reputación de una persona, empresa u organización y la segunda, una llamada de atención con el fin de aprovechar los puntos de oportunidad. Sea lo que sea, la crítica existe y la línea entre lo que puede interpretarse como destructivo o constructivo es delgada, casi imperceptible.
La crítica mal asimilada y manejada puede llevar a una crisis, pues muchas crisis son el fruto de una serie de críticas desatendidas, o bien, una serie de críticas mal gestionadas. Es un hecho que enfrentar la crítica no es un asunto fácil, me atrevo a decir que la mayoría luchamos por desarrollar la capacidad de saber cómo gestionar apropiadamente la crítica y producto de esta, la crisis.
Verse al ombligo
¿Qué define que una crítica sea constructiva o negativa? ¿El emisor, la fuente o su influencia, el medio utilizado para realizarla, el grado de cercanía, la frecuencia del tema? ¿qué define que una crítica sea constructiva o negativa? Considero que principalmente, la asimilación. Cada día trae su propio afán, cada día viene acompañado de retos y desafíos, cada día es una montaña rusa de emociones y asuntos que resolver. Lo anterior, genera un contexto y situación, lo cual podría dificultar cómo asimilamos la crítica. Sería, hasta cierto grado, ilusorio afirmar que todos los días encaramos la crítica de la misma manera. El contexto influye pero esto no quiere decir que la crítica sea un asunto imposible de gestionar.
Una persona, empresa u organización no debe creerse inmune a la crítica, o verse frecuentemente al ombligo creyendo que se es lo mejor o de lo mejor, por lo que la crítica no le afecta. Se debe estar consciente que cada día transcurrido en que no ha habido una crisis es un logro, lo cual nos mantiene alerta, sabiendo que aunque la estructura de valores, metodologías y procesos estén alineados y en constante supervisión, la crítica está allí, el hecho que no afecte no reduce su existencia.
Encarando la crítica
Se debe estar preparado para enfrentar la crítica, porque cuando es frecuente puede llegar a desmoralizar al grado de pensar en desistir acerca de algo o bien pensar en hacerlo. La crítica puede llegar a tener efectos paralizantes como los que produce el miedo, haciendo sentir a la persona vulnerable. Para finalizar quisiera compartir 15 preguntas que me han ayudado a saber cómo lidiar con la crítica:
- ¿Cómo me hace sentir?
- ¿Cuál es mi reacción primaria?
- Según mi cosmovisión ¿qué debo hacer?
- ¿Bajo qué circunstancia(s) la gestiono mejor?
- ¿Está conectada a algo más o se trata de un hecho aislado?
- ¿Puedo gestionarla personalmente o requiero apoyo?
- ¿Es necesario que la encare?
- ¿Es algo que debo prestarle atención inmediata o puede esperar?
- ¿Qué podría pasar si la ignoro?
- ¿Se hace necesario invertir recursos en esto?
- ¿He pasado por algo similar recientemente y cómo lo resolví?
- ¿Proviene de una fuente confiable?
- ¿Se trata de algo pasajero?
- ¿Afecta mi reputación?
- ¿Provoca daños a terceros?