Hay que evitar, a toda costa, confundir logros con éxito.
Nos han planteado el éxito como un lugar a donde todos anhelamos llegar pero sólo los afortunados llegan. Aquellos que nacieron en condiciones favorables, que cuentan con miles de contactos o un apellido que suena elegante.
Definir qué es el éxito sería un buen comienzo, pero más que una definición al estilo diccionario, quisiera enfocarme en algunos estereotipos que la sociedad ha establecido como éxito y así, ir aterrizando hacia una definición más realista.
El éxito no es un conjunto de reglas estandarizadas que permiten adquirir un bien, el éxito no se mide por cuánta ropa hay en el clóset o cuántos autos están aparcados en el garage. Mucho menos por una abultada cuenta bancaria o títulos académicos que adornan las paredes de un estudio u oficina. Hay que evitar, a toda costa, confundir logros con éxito. Los logros son parte del éxito, no este en si mismo.
No es tener una agenda llena de reuniones o una colección de tarjetas de presentación de ejecutivos de todo nivel. Esto último se puede tomar como una buena base de datos de contactos y la capacidad de establecer vínculos de negocios, pero tampoco cuenta como éxito en el sentido estricto de la palabra.
El éxito no se mide por lo que una persona tiene o puede llegar a tener, sino por lo que hace con lo que tiene, por cómo utiliza los bienes, los contactos y el conocimiento en favor de otros y para crecimiento personal. El éxito tiene mucho que ver con la satisfacción personal.
El éxito no se determina por una faceta de nuestra vida en donde todo marcha favorablemente, es más bien algo integral que abarca todas las dimensiones del ser humano, en diferentes ámbitos; físico, familiar, social, laboral, espiritual y académico. Una persona puede gozar de buenos ingresos económicos pero puede estar enfrentando una situación desastrosa en su vida matrimonial.
Para sus compañeros de oficina, esta persona puede ser un exitoso, pero para otros, alguien desproporcionado a nivel de relaciones de pareja. O bien, una dama que ha logrado las más grandes calificaciones en lo que a estudios respecta, pero le es muy difícil relacionarse con las personas. A mi criterio, el éxito radica en el balance de todas las áreas de la vida, en desarrollarse de forma global.