Las reuniones largas suelen aburrir aunque el tema que se trate no sea aburrido.
El artículo anterior cubrió los temas de establecer una agenda, generar una minuta y diseñar espacios de reflexión y respiro. En esta segunda parte deseo abordar tres tópicos, cómo manejar los temas extensos, stand up meeting y cómo lidiar con miembros hostiles.
Al tener una agenda anticipada de la reunión es posible calcular el tiempo que tomará desarrollar cada punto de la misma y mejor aún, asignarle etiquetas de importancia y urgencia. Por ejemplo:
REUNIÓN GENERAL, IDEAS CON CAFÉ.
Convocados: Todo el equipo.
Duración prevista: 120 minutos.
Descansos: (2 de 5 minutos cada uno) minuto 40 y minuto 85.
TEMAS A TRATAR:
| TIEMPO | TEMA | IMPORTANTE | URGENTE |
| 40 minutos | Cuentas por cobrar | ✔ | ✔ |
| 05 minutos | Receso 01 | ||
| 30 minutos | Seguimiento remodelación de oficina | ✔ | ✔ |
| 10 minutos | Asueto de semana santa | ✔ | |
| 05 minutos | Receso 02 | ||
| 15 minutos | Vacaciones de Esteban | ✔ | |
| 15 minutos | Seguimiento de nuevo servicio para clientes | ✔ |
Separar los temas por importancia y urgencia permite saber cuáles son los tópicos que no se deben dejar pasar en el tiempo asignado y en caso sea imposible cumplir con detalle la agenda y resto de temas, se pueden abordar en futuras reuniones, o bien una reunión diseñada específicamente para cubrir lo que quedó fuera que no necesariamente deben ser presencial, pues existen opciones a través de internet sin perder la sincronía.
En el ejemplo anterior se evidencia que cuentas por cobrar y seguimiento de remodelación son dos temas que no deben ser pospuestos, de hecho, cubren más del 60% del tiempo y adrede están colocados al inicio de la agenda, todo los miembros convocados deben estar al tanto de las etiquetas para estar en sintonía.
Es muy probable que las personas están más dispuestas a hacer una reunión extra que extender la que ya está, en la mayoría de los casos es la decisión más sensata principalmente por estos motivos:
Básicamente es llevar a cabo un reunión en donde los asistentes se mantienen de pie, con el fin de que la incomodidad de estar en dicha posición genere reuniones cortas, sin entredichos, dándole tantas vueltas a un asunto e ir al grano. Además de favorecer a la productividad, suman en el ambiente de trabajo al salir de la rutina de las juntas.
No todo aquel que asiste a una convocatoria lo hace de buena gana, hay casos en donde es por pura obligación o por el qué dirán. Alguien que no llega con la actitud correcta dificulta la reunión, a continuación hay dos ideas de cómo tratar con un miembro hostil:
Toda persona convocada debe tener la claridad que se le ha invitado a participar porque su presencia es importante, pero no al grado de que una reunión tenga que volcarse a intentar hacerle sentir a gusto cuando no desea estar allí. Basta un miembro inconforme para sabotear el desarrollo y ambiente de una reunión.
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